I like it

I like it
Take me to the place i love ... Take me all the way

21 de agosto de 2010

Piano clásico.

Javi le observaba preocupado. Bebía copa tras copa, sin casi dejar tiempo a que expusiese su problema.

- ¿Qué ha pasado? -preguntó por enésima vez.
- Nada. Es eso. Nada -contestó mientras vaciaba otra copa de un trago y la ponía con fuerza sobre la barra -¡Otra! -exigió al camarero. Estaban en un bar de un conocido, allí la edad no importaba.
- Deberías dejar de beber. Ya llevas varías copas y aún no es medianoche.

Él le dirigió una mirada indescifrable, pero volvió a vaciar la copa de un trago.

Si. Tal vez debía dejar de beber. El alcohol no le sentaba siempre bien. No solía ponerse borracho, sólo lo había echo una o dos veces, y al día siguiente no recordaba nada de la noche anterior, y un dolor acerado sacudía su cabeza. Debía dejar ya las copas.

Pero, ¿por qué? Buscaba olvidar. Buscaba abstraerse. Buscaba volver a ser él mismo. Buscaba no depender de esa manera de una persona, y el alcohol le proporcionaba un estado de la realidad equívoco, y por tanto encantador. Buscaba desprenderse de ese mal humor. Buscaba olvidarse de ella.

"Sólo es otra más. Otra más con un pelo más bonito, con unas converse más relucientes, con un olor más profundo y con una sonrisa única. Pero una más en cualquier caso" se repetía una y otra vez, mientras vaciaba otra copa más.

Oyó vagamente como Javi le decía que se tenía que ir ya, que había quedado no tardando mucho con sus otros amigos. Él levantó la mano, indicándole que le había entendido. Javi le dirigió una última mirada preocupada y le puso una mano en el hombro.

- Eh. Escuchame. No tardes en volver a casa, ¿vale? Y cuando estés allí llamame o algo. ¿Seguro qué no quieres venir?

Negó con la cabeza

- Bien, bueno, como quieras. Llámame al llegar a casa.

Las horas pasaban rápidamente. Seguía tirado en la barra del bar, pero ya sin beber. Simplemente apollado sobre sus brazos y mirando al vacio mientras pensaba en ella. Inesperadamente, tomó una decisión. Se levantó y pagó todas las copas. Dejó el cambio sobre la barra, cogió su chaqueta de la percha y salió a la calle.

No sabía donde buscarla ni donde estaría. Trato de recordar todas las palabras que le había dicho. "He quedado con unas amigas y tal, y no puedo faltar..." No sabía donde vivía, ni por donde solía salir. Pero si sabía donde estaba la única escuela de música donde impartían clases de piano clásico, y no estaba muy lejos de allí.

Su desperación por encontrarla le hizo correr por las oscuras calles de la capital.

Su desperación por verla.

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