I like it

I like it
Take me to the place i love ... Take me all the way

23 de agosto de 2010

-¿Perdona, tienes fuego?

- Perdona, ¿tienes fuego?

Matt odiaba esa pregunta. Y se la hacían muy a menudo. ¿El hecho de ser joven quería decir que fumase? ¿O tal vez eran sus pintas? Sus vaqueros viejos, su pelo, marrón que caía sobre sus ojos, tapándoselos, ¿o su actitud? No sabía por qué, pero le confundían con fumador. Y él odiaba el tabaco. Su padre fumaba mucho, y cuando viajaban en coche el humo del tabaco irritaba sus ojos, y le hacía toser. Odiaba el humo.

Sin embargo, podría llegar a fumar. Podría llegar a superar su asco al humo. Podría hacerlo. Y sólo si ella se lo pidiese. ¿Acaso no tenía personalidad? ¿Acaso era una simple marioneta que obedecía los mandatos de unas manos caprichosas? No. O al menos, él no lo veía así.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por unos golpes en su espalda. Se giró sobresaltado, y allí estaba ella sonriéndole. Rápidamente se quitó los cascos que le aislaban del mundo y se puso en pie, saludándola con una sonrisa. Charlaron un poco sobre el mal tiempo, y empezaron a andar, sin una dirección determinada. La tarde pasó rápida. Se refugiaron en una cafetería donde hablaron y rieron. Él contaba sus anécdotas, y ella reía mucho. Luego ella contaba las suyas, y él reía. Y él era féliz.

Habían vuelto a quedar otras dos veces desde esa tarde en la que se habían visto fuera de la casa del chico. Y habían ido al cine y a un centro comercial, y a la calle principal a ojear escaparates mientras imaginaban y reían. Habían sido tardes inolvidables. Los pensamientos de Matt pecaban de empalagosos.

Se había acostumbrado a ella. A su presencia, a su olor, a su sonrisa y a su figura. Y cuando no la tenía cerca, inconscientemente la imaginaba. Había compuesto dos baladas pensando en ella. Había comprado un cuaderno donde escribía frases sin coherencia alguna, en las que plasmaba sus sentimientos, tratando de desahogarse. Porque Javi no sabía nada. Porque su padre no había vuelto en todo este tiempo. Porque sus notas estaban decayendo. Porque hacía tiempo que no iba a ensayar. Porque había faltado a muchas clases. Porque él la quería.

"Estoy exagerando todo demasiado" se decía una y otra vez. Claro que lo estaba haciendo. Exagerar y exagerar, hasta llegar a puntos insospechados en él. "Tengo que recuperar mi vida" "Yo antes no era así" "¿Qué me está pasando?"

¿Que qué le estaba pasando? Lo sabía perfectamente. Lo intuía desde hace tiempo. No sólo la quería. No era simple cariño. No era una chica más. Ni siquiera era una chica a la que quería. Ella era más. Mucho más.

Y los días pasaban. Y las semanas. Pero su obsesión no dejaba de aumentar. Compuso canciones enteras. Escribió hojas y hojas. Tomaba café tras café, y gastó botes enteros de azúcar. Dejó de jugar con las videoconsolas. Dejó de haber fiestas. Los camareros de los bares, acostumbrados a su presencia, dejaron de verle las noches de los fines de semana. Las chicas dejaron de buscarle. Sus amigos le llamaron varías veces. Y él no cogía sus llamadas. Se quedaba encerrado en casa. Solo. Con su inspiración. Y componía y componía. Y escribía y escribía.

Y así apareció el invierno. El frío llegó, impacable, e hizo mella en Matt. Y fue entonces cuando recobró algo de sensatez. Llamó a Javi, quedó con él en su casa esa misma tarde.

- Ultimamente no he sabido nada de tí -le reprochó él. Estaban sentados en el salón. Dos cervezas en la mesa y la televisión encendida, retransmitiendo un partido de baloncesto al cual no prestaban atención, contemplaban la escena -Pensé que estabas enfermo, o que te pasaba algo serio.
- No he estado enfermo. He estado... -calló, sin saber que responder.
- Has estado con ella -terminó Javi.
- Si y no. He quedado con ella, algunos días. Pero no he salido de casa, y joder Javi, no sé. No he ido a los ensayos, he faltado a muchas clases, y me quedaba aquí en casa. Solo. Tocando y escribiendo. Y Javi, joder, joder, joder...
- Matt cállate -Javi se adelantó, y abrazó a su amigo. Matt no era de muchos roces. Pero en ese instante lo necesitaba. Con toda su alma -Somos tus amigos. Estamos aquí, tío.
- Lo sé. Creeme que lo sé. Es sólo que... Joder, nunca me había pasado... Yo...
- Tu la quieres.

Matt se separó. Se secó los ojos y sonrió.

- No sólo es eso, Javi. Yo... Estoy enamorado de ella. Yo la amo.

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