I like it

I like it
Take me to the place i love ... Take me all the way

20 de agosto de 2010

Luz de la mañana.

Abrió los ojos. La maldita luz de la mañana le daba de lleno en la cara. Parpadeó, tratando de ubicarse, pero tras observar a su alrededor se cercionó de que estaba en su habitación, en su casa. Pero no estaba solo.

Ella estaba allí. A su lado, apollada en su pecho desnudo, durmiendo profundamente. Su melena castaña, enmarañada, le hacía cosquillas en la nariz, a la vez que su olor ascendía hasta su nariz, provocando recuerdos de la anterior noche.

No recordaba muchos detalles. Como anteriormente, habían quedado en su casa para tomar unas copas y charlar y charlar hasta que las palabras se las llevase el viento y el humo. Pero una cosa llevó a la otra, las copas de más, los temas cada vez menos interesantes, los cigarros que se acumulaban en el cenicero hasta llegar a caer en la mesa, ensuciandola de ceniza, y el instinto, entre otras cosas, hicieron que sucediese. De nuevo.

La luz seguía penetrando en la habitación, cada vez más intensa, denotando la salida del sol, pero a él ya no le importaba que dañase sus ojos. Le interesaba la chica que dormía placidamente a su lado, apoyada en él. La chica del pelo bonito, a la que había conocido por la amiga de un amigo. Nunca diría que fue amor a primera vista. Le gustó su pelo, y le pareció... interesante. Y él siempre había perseguido las cosas interesantes, pero tenía suficientes problemas como para decantarse por algún otro que pudiese causarle su curiosidad, pensó la primera vez que la vio.

Sin embargo entró en su vida por la puerta grande, como un torbellino en plena acción destructiva. Consiguió cambiar sus esquemas y sus problemas en menos tiempo del que él había imaginado. Y una charla llevó a otra, y en el mismo salón donde tantos copas habían sido vaciadas posteriormente, una mañana en la que venció su timidez y miedos, dando rienda suelta a sus sentimientos, él la había besado.

Desde entonces, todo había dado un giro hacía una dirección peculiar. Su vida no estaba al reves, pero tampoco era como anteriormente. Él lo definía como un giro de noventa grados. Y eso complicaba unas cosas y facilitaba otras.

Y ahora la tenía allí, en su cama, entre sus sabanas arrugadas. La luz tambien la iluminaba a ella, facilitando la visión de sus rasgos en la prenumbra de la habitación. Su nariz, roja tras beber algunas copas de más, su piel, su pelo, desperdigado por la cama. No pudo evitar una sonrisa pícara.

Ella estaba allí.

Y él estaba con ella.

1 comentario:

Psycho dijo...

*o*

Me encanta ocmo escribes Alex, me hepodido imaginar cada una de las imágenes.

Que guay todo :3