I like it

I like it
Take me to the place i love ... Take me all the way

17 de septiembre de 2010

Agua mojada.

Y ése día, la lluvía volvió. Para su alivio. Y ese día era un gran día.

Puede que el calor de su sangre le hiciese odiar el calor, y la lluvia fría consiguiese contrastar su temperatura corporal. Tal vez el cielo gris y encampotado provocaba una extraña sensación de calma. Puede que le encantase saltar sobre los charcos que inundaban la acera. O que la humedad terminase con su mal humor. O que el hecho de entrar en un sitio cerrado y caliente fuese tan reconfortante. O sentir el agua empapando su rostro. O contemplar los cristales mojados y ver como las gotas creaban figuras a su paso. O tal vez fuese el olor a mojado lo que traía ese alivio.

Podían ser todas esas cosas.

O tal vez fuese el hecho de que verla bajo la lluvia le resultaba fascinante. Que su pelo empapado, callendo sobre sus hombros, le encantase. Que su ropa calada no le resultase fría cuando la abrazaba. Que aún con el agua y los charcos, sus converse no dejasen de lucirse. Puede que la lluvia fuese una perfecta excusa para refugiarse en su casa y dejar rienda suelta a su deseo.

Puede que el frío fuese otra perfecta excusa para actuar como estufa humana, y poder estar más cerca de ella. Que el hecho de que ella buscase su calor provocase una sonrisa en su rostro. Que sentir las manos de la chica en su propia piel le provocase escalofríos. Que sus pantalones largos no hiciesen más que enmarcar su figura.

Que el rimel de sus ojos se corriese, dejándola al natural. Que el césped húmedo resultase tan agradable. Que la lluvia sirviese como tantas excusas.

O tal vez, simplemente, la lluvia no hacía más que caer y caer, mojando el mundo. El mundo, sí. Pero no su mundo. Porque su mundo era impermeable a la lluvia. Porque en su mundo el calor era habitual, y la luz impedía el paso de las nubes. Y en su mundo, las cursiladas no existían. Ni la lluvia amarga. Ni otras muchas cosas. Porque su mundo era suyo.

Puede que la lluvia no hiciese nada de esas cosas. Que la lluvia no volviese hacía arriba. Que estuviese de buen humor. Que no fuese si no otro día más. Puede.

O tal vez ese día ella le dijo que le quería.

Y la lluvia no pudo resultar más agradable.

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