I like it

I like it
Take me to the place i love ... Take me all the way

20 de noviembre de 2010

Intenciones no intencionadas.

Había mañanas en las que el sol parecía querer ser puta. Pero no puta de puta, si no puta de puta. Era difícil de entender y aún más de explicar.

En ocasiones gritar palabras afiladas podían llegar a herir como putas. Como putas dolorosas, claro. A veces los pliegues de la piel que formaban la comúnmente denominada papada arrojaban maldades sobre los ojos brillantes y los sueños a la una de la madrugada.

Pero esos pliegues no tenían ni idea del verdadero significado de puta. Porque puta no era lo que ellos creían. No. No ser puta era sonreír y defender, y dar explicaciones a sabiendas de la ausencia de obligación a darlas, y pedir cariño, e introducir manos en pantalones rotos con consecuencias casi desastrosas. Y querer manchar tantas cosas como fuesen posibles.

Ser puta no era preparar sorpresas para ser entregadas anteriormente ante un arranque de nosequé. Ser puta no era entender a la perfección algo inteligible. Ni tratar de definir el ser como el existir.

Las putadas podían ir de la mano con la hipocresía, aún con su carencia de significado (erróneo). Ser puta era escribir falsedades, o esconderse de la realidad propia, no de la común. Ser puta era no atreverse a ser feliz, y tratar de encontrar la felicidad en tristes realidades poco reales.

Ser puta era lanzarse a parlotear y parlotear, y no preocuparse por los sentimientos. De nadie. Ser puta era volver a ser perdonado y volver a recibir otra oportunidad sin merecerla.

Las ganas, como las putas, estaban ahí siempre. Aunque no se creyese, los pollos últimamente no hacían más que despertarse y dormirse, causando un torrente de confusión. Constantemente, el apetito de los pollos iba en aumento. El pienso o lo que comiesen los pollos, sin embargo, no se acababa. Por el contrario las mentiras no estaban presentes. Éstas estaban reservadas para las putas.

Ser puta era relativo, para variar. Y también redundante. Ser puta podía ser muchas cosas.

Pero no ser puta de manera perfecta sólo podía serlo una. Una cosa que robaba chaquetas de cuero. Una cosa que tocaba la guitarra de vez en cuando, y que grababa canciones no terminadas. Una cosa que besaba, provocando tantas cosas. Muchas. Una cosa que soñaba con ser aviadora. Una que creía que era una puta, provocando, al chico, una ruidosa carcajada al darse cuenta de cuan ingenua podía llegar a ser. Una con las ideas principales bien claras y la cabeza bien alta. Como su coleta.

Una cosa, al fin y al cabo, con mejores intenciones que las putas.

1 comentario:

Carlos. dijo...

Mucha puta veo por aquí :)
PD: Las T en cursiva son deformes jeje